En muchas culturas latinas, hablar de dinero ha sido casi un tabú. Crecimos escuchando frases como “el dinero no crece en los árboles”, “mejor pobre pero honrado”, o “el dinero es cosa de hombres”. Nadie nos enseñó cómo ahorrar, cómo invertir o cómo proteger nuestro futuro. Y no por falta de capacidad, sino por falta de acceso y representación.
Pero hoy, eso puede cambiar. Porque tener control sobre tus finanzas no es un privilegio, es un derecho. Y como mujeres latinas, merecemos tener las herramientas para tomar decisiones económicas libres, informadas y seguras.
Creencias que nos alejan del bienestar financiero
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“Soy mala para los números”
No necesitas ser contadora para organizar tus finanzas. Solo necesitas comprender tu situación actual y aprender a tomar decisiones estratégicas con lo que tienes. -
“El dinero es egoísta”
Priorizar tu estabilidad económica no es egoísmo, es responsabilidad. No puedes cuidar a otros si tú estás en crisis. -
“Mi pareja/mamá/hermano lo maneja mejor”
Delegar sin entender solo te pone en una posición vulnerable. Tú también puedes —y debes— saber cómo funciona tu dinero.
Errores comunes en nuestra comunidad
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No tener un fondo de emergencia
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Depender solo del efectivo o prestar entre conocidos sin claridad
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Usar la tarjeta de crédito como ingreso
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No contratar seguros pensando que “eso es para ricos”
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No planificar para la vejez o para los hijos
Estos errores no vienen de la irresponsabilidad, sino de la falta de educación financiera y modelos de referencia.
Claves simples para cambiar el rumbo
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Habla de dinero sin miedo: Con amigas, con tus hijos, con tu pareja. Romper el silencio es el primer paso.
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Empieza por lo básico: Un presupuesto mensual, una cuenta de ahorro, entender qué seguros necesitas.
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Busca información en tu idioma y con personas que entiendan tu realidad cultural.
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Invierte en ti: Educación, asesoría, tiempo. Nada es más rentable que aprender a manejar tu dinero.
No eres “mala con el dinero”. Solo nadie te enseñó. Pero tú puedes ser el cambio en tu familia, tu comunidad y tu historia. La planificación financiera no es solo una herramienta práctica; es una forma de empoderarte, de cortar con ciclos de escasez y de construir un legado.